Mahatma Gandhi
Gandhi
Pasó la infancia en un ambiente familiar ordenado y recogido que dejó en él una huella indeleble. Su padre era funcionario estatal de grado elevado y su madre conservaba una fe religiosa apasionada y operante que se remontaba a las antiguas y sagradas tradiciones brahmánicas e hindúes. Después de haber seguido en su patria un curso regular de estudios y cuando tenía cerca de veinte años, mantuvo durante tres años un primer contacto directo con la cultura occidental, viviendo en Londres, donde esperaba perfeccionarse en los estudios jurídicos.
Regresó después a la India; pero no permaneció allí mucho tiempo. Los ideales que guiaron toda su vida y que se identifican con un ardiente amor a la India (cuya antigua civilización y algunas épocas gloriosas de su historia trimilenaria se le aparecían como firmes bases para la deseada unión nacional) y una necesidad innata de llevar a cabo la difícil misión con un espíritu de amor y caridad hacia la humanidad entera, comienzan a revelarse públicamente con el generoso impulso con que Gandhi -habiéndose trasladado en 1893 al África meridional- se dedicó a realizar la obra de redención y de elevación moral y social de muchos millares de indios allí residentes.
Numerosas y variadas fueron sus iniciativas humanitarias; instituyó colonias agrícolas y hospitales, y, sobre todo desde entonces, trató de eliminar las castas y religiones que dividían a su pueblo. En sus relaciones y en sus inevitables choques con las autoridades gubernativas de Sudáfrica inauguró un método de lucha, o mejor de resistencia que mantenía el respeto a la persona humana y evitaba la revuelta armada; y ya en África, en 1906, puso en práctica el "satyagraha" ("obstinación por la verdad"), conocido en Occidente con el nombre de "resistencia pasiva".
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